Los periodistas son los responsables de transmitir la realidad, comunicarla a través de las noticias. Día a día surgen primicias nuevas que retratan a la perfección al mundo. Accidentes de tránsito, fallos judiciales, casos policiales, el resultado de un partido, las declaraciones de algún técnico o incidentes entre barrabravas, más otros innumerables hechos noticiables, llegan a cada minuto a las redacciones. El trabajo del periodista está en comunicar esto, pero la tarea no puede ser tan solo volver a redactar lo que comunican los cable que envían las agencias.
La información que proveen la mayoría de las veces es incompleta, no por incompetencia sino por la conveniencia de quienes la dan a conocer. El caso que se muestra en la película “El diario”, de Ron Howard, es otro ejemplo. La primicia es el asesinato de un hombre blanco en un barrio de la ciudad de Nueva York supuestamente por causas de discriminación, a mano de dos adolescentes afroamericanos. Sin embargo, detrás de ésta historia hay otra noticia. La que está oculta y de la que depende el instinto del periodista para que salga a la luz. Quién era en realidad el hombre asesinado, porqué lo asesinaron, en qué estaba involucrado, quiénes fueron los responsables y porqué se intento tapar.
La información y la labor del periodista son armas de doble filo, fascinantes y peligrosas a la vez.
Los periodistas debemos saber cuándo una noticia deja de ser noticia y cuando detrás de un hecho se encuentran disparadores de otras noticias. Funciona como para los deportistas, ellos deben conocer sus limitaciones y sus potenciales para no hacer más de lo que pueden y persistir en eso que saben, sacan ventaja. Los periodistas debemos saber reconocer aquellas noticias que tienen una trasfondo importante como para ahondar y aquellas que no la que tienen.
Entre la gente y los medios de comunicación se crea una especie de contrato tácito de confiabilidad por eso la información no puede publicarse sin ser verificada antes. Además, irremediablemente ataña a aquellos que protagonizan la noticia y a los que en algún punto, ésta los modifica.
Otro peligro en el uso de la información es el de omitir ciertas noticias con el fin de ocultar lo que perjudica al medio que informa y resaltar otros hechos que lo benefician o simplemente se adaptan a su ideología. Los medios y los periodistas deben informar siendo lo más objetivos posibles. Si bien es verdad que todos tenemos una forma de pensar determinada, al momento de informar no podemos dejar que eso modifique la tarea. Al momento de informar intentaré ser lo más imparcial posible para lograr que los que leen puedan tener un punto de vista personal y no impuesto.
La información puede ser usada de muchas maneras. Los medios compiten entre sí para ver quién tiene la mejor o más detallada primicia. Compiten también con el poder cuando éste intenta perjudicarlos y así se pelean con la confiabilidad que la gente les otorgó ya que no las informan de todo. Y en otros casos se benefician del poder ya que publican lo que es de su conveniencia. Yo quiero usar la información para informar, parece una obviedad pero hoy en día resulta algo utópico.
La competencia sin lugar a dudas es una característica que favorece a los medios, pero cuando se realiza de una manera medida, honesta y su resultado es un crecimiento de los medios en relación a lo que se comunica y la manera en la que se hace. El grado de competitividad en nuestro país es muy bajo. En la actualidad, los medios de comunicación tienen razones políticas por las cuales competir entre ellos. Prefieren dejar de lado la competencia puramente periodística para debilitar a su opositor. No es un panorama ni democrático ni lógico. Los medios deben dar las herramientas para formar opinión no vender ideas según la conveniencia de su negocio, porque el periodismo no es eso. Juegan con el poder de crear realidades y hacen confundir a la gente. En Argentina hay una competición de medios desigual que está dañándolos a éstos y a toda la sociedad que es la que se informa a través de los medios.
El periodismo una herramienta fundamental en la conformación de una democracia y debe actuar como tal. Somos periodistas y parte de esta sociedad, dos razones por las cuales estamos altamente comprometidos a retratar lo que entorpezca su crecimiento o que represente un daño grande al sistema democrático en el que vivimos. Hay libertad de prensa y de opinión, debemos utilizarla de la mejor manera.
En el conocido caso de Watergate el periodismo funcionó como herramienta básica para destrabar y dar a conocer la verdad del asunto, cumpliendo con su función primordial y dando cátedra de cómo debemos actuar desde nuestra profesión frente a asuntos de tal magnitud.
En abril del año 2000, durante el gobierno de Fernando de la Rúa, se sobornó con cinco millones de dólares provenientes de los servicios de inteligencia argentinos a senadores peronistas y radicales para que votaran a favor de la reforma laboral del por entonces presidente. El caso había sido archivado hasta que el secretario del senado de ese momento, Mario Pontaquarto, declaró haber hecho los pagos personalmente. Una vez más el periodismo oficiaba como instrumento democrático para ayudar a desentrañar un polémico caso que marcó el fin de la credibilidad del gobierno del radical De la Rúa.
La entrevista fue realizada para la revista TXT y Pontaquarto relató con todo detalle la forma en la que había tomado forma aquel soborno masivo. Luego de sus dichos, ratificó su relato ante un juez y la causa comenzó a tomar el rumbo que merece, en los tribunales.
El ex secretario del senado aceptó haber formado parte del soborno pero con sus declaraciones logró desenmascarar una causa que de no haber sido por él, hubiera quedado archivada por un tiempo largo.
Cada trabajo requiere sacrificios, algunos mayores y otros menores, pero sacrificios al fin. Algo se debe resignar. Las prioridades al trabajar en una redacción en la que no existen tiempos fijos y se depende más que nada del reloj, cambian. Y el poder priorizar el deber depende de la vocación personal.
Veo al periodismo como una profesión de privilegio y como tal requiere sacrificio, entrega y mucha pasión. Comunicar e informar y eso no tiene horarios. Un periodista nunca deja de serlo, es periodista no importa la situación, con todos los sentidos y dispuesto a ponerse el overol cuando la situación lo requiera.
Trabajar en una redacción es correr contra reloj. El diario debe salir necesariamente a una hora y todo está sincronizado para ello (las imprentas, los distribuidores, los canillitas…), pero los hechos no conocen momentos ni horas para suceder y nosotros tenemos que cumplir con el deber de informar. La dedicación debe ser constante y llena, implica estar dispuesto en cualquier situación, con la cabeza trabajando en todo momento, grabador funcionando, lapicera y papel a mano. Como los boy scouts, siempre listos. Preparados para escribir una columna de cinco líneas o un artículo para la primera plana en cinco minutos de ser necesario y en el lugar que sea. Vértigo constante, inflexible y estresante, pero reconfortante al fin.
Como periodista mi deber es informar pero sería egoísta pensar que yo o un medio son los únicos que lo pueden hacer. Robar una noticia me parece poco ético. Si un colega realiza una investigación significa que puso ganas, empeño, fuerza, tiempo, esperanza y dedicación. La noticia es mérito suyo y por esa simple razón merece tener su firma. Mientras que una investigación de interés para muchos pueda conocer la luz y esa verdad sea revelada a todos, no debería importar quién la publica. Claro que este pensamiento esta influenciado por una mente bastante quimérica que además no conoce la realidad de trabajar dentro de una redacción en la que no solo se tiene que dar la noticia sino que se debe ser los mejores en eso.
El periodismo debe ser prudente. Por ejemplo, si llega un cable acerca de una misteriosa muerte con diferentes hipótesis sin confirmar todavía, no se las tiene que informar como verídicas. Este tipo de noticias cambian constantemente porque se trata de casos en investigación. Sería ilógico que se informe de un caso cuando ya la pesquisa jurídica y policial ha sido completada y lo que se sabe es certero. Hay que informar sobre el proceso de esas investigaciones y cuando esto se hace, ser muy prudente con el lenguaje. En la película "El diario" se muestra como el personaje de Glenn Close quiere publicar en primera plana el arresto de dos adolescentes negros sospechados por un asesinato a un hombre blanco. Su titular los condena a los jóvenes, pero no se sabe si son responsables de lo que se los acusa.
Hay que ser cuidadoso con las palabras. Por más que otro día se reivindique a aquellos que lapidaron, el daño ya está hecho.
Brindar información para una investigación periodística implica un riesgo para el que lo hace y para quién lo revela, pero la diferencia radica en que el periodista entiende a que esta expuesto por su profesión, en cambio quien le informa no.
La fuente no debe ser lo importante, lo trascendental en las investigaciones periodistas es lo que se da a conocer, aquello que se denuncia y acusa. La justicia es la encarga de tomar cartas en el asunto y llevas el caso a una instancia burocrática para descubrir si lo publicado era real o no y a partir de allí, accionar como se debe.
Ernesto Sábato define en su libro “La Resistencia” al arte como un don que repara el alma de los fracasos y sinsabores y nos alienta a cumplir la utopía a la que fuimos destinados. No se si las utopías que tengo son las que me destinaron cumplir, es más, no se ni siquiera si existe el destino, algo o alguien que destine a hacer ciertas cosas, pero ese es otro tema. La única certeza es que mi conciencia me manda a cumplir con lo que creo, siento y pienso. Quiero comunicar y dejar que la gente forme una manera propia de pensar y entender la realidad. Procuro pelear por ello y tal vez para lograrlo necesite algo de arte, un poco de creatividad.
(*) Extractos de la monografía titulada "Análisis y opinión de la profesión periodística" que realicé en la materia Taller Gráfico I en Deportea.