Orgullosa en su pecho reluce la medalla dorada, en lo más alto del podio, con la bandera argentina como fondo. Ni Santiago Muñiz ni el surf local van a olvidar esa postal en la panameña Playa Venao el 2 de julio de este año. Fue su capítulo más prestigioso, que encendió la esperanza de que en un futuro no muy lejano, tablas celestes y blancas dominen las olas más difíciles del mundo.
Nació en Mar del Plata hace 19 años, pero amanece en Brasil para entrenar entre morros y arenas blancas. “Nos fuimos a vivir hace tiempo a Bombinhas porque mi papá tenía el sueño de que sus hijos sean surfistas. Empezó mi hermano Alejo y después seguí yo”, relata el rubio que podría haber competido con la verdeamarelha. “Quería representar al país de donde somos mi familia y yo. Además, si obtengo buenos resultados puedo ayudar al deporte y a los surfistas de acá”, confiesa.
Su hermano de 21 años, representante de los cariocas, es el actual número nueve del mundo. “Él me enseñó a ser profesional, sacrificarme y entrenar siempre”, se sonrié mientras se ilusiona con un futuro cruce entre hermanos: “No veo la hora de enfrentarme en un mundial con él”.
En Panamá no sólo se consagró Santiago. El equipo argentino alcanzó un histórico cuarto puesto. “Si no fuera por el ENARD, que nos dio becas, no hubieramos obtenido estos resulados ni viajado tanto para competir. Aunque los sponsors nos podrían haber ayudado más”, resalta.
Talento, trabajo y apoyo. El surf nacional encontró en 2011 una llama de esperanza. El argentino que pudo haber sido brasilero, el abanderado de la ilusión.
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Voy a competir en las World Quallifying Series, tratar ganar puntos y que sea lo que Dios quiera...